La ingerencia de Zoé Robledo Aburto en la política de Chiapas es resultado de la alianza entre su padre, Eduardo Robledo Rincón y Juan Sabines Guerrero, personajes señalados como responsables del saqueo, endeudamiento y corrupción que permearon los últimos años en Chiapas.
El hoy morenista está sacando provecho de la confianza que el presidente Andrés Manuel López Obrador puso en su persona al invitarlo a ser parte del equipo de la Secretaría de Gobernación.
24 años han pasado ya de que Eduardo Robledo Rincón fungiera escasos 66 días en la gubernatura de Chiapas. Y precisamente en estas fechas, el malogrado priísta se vio obligado a renunciar, presionado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), llevando consigo la sospecha de su autoría en el atentado que sufriera el candidato y rival Amado Avendaño, pero llevando también decenas de millones de los que nunca se rindieron cuentas pero que servirían de mucho para el futuro profesional de Zoé Robledo, para sostener sus viajes al extranjero y su preparación para el regreso del cachorro y sabinólogo.
Juan Sabines, impulsó su carera para que pasara de diputado local a Senador de la República en tan solo tres años, desde dónde aprobó cuanto el exgobernaodr le ordenaba no solo en la entidad, sino desde el Senado, aprobando diversas leyes que hundieron a Chiapas y al país.
El hoy Sub secretario de la Segob, no puede explicar por se dice de izquiera y aprobó el endeudamiento más grande de Chiapas con Juan Sabines, así como tampoco podrá explicar por qué llegó a ser senador por minoría de Chiapas sin que su nombre apareciera en la boleta electoral.
Para nadie es secreto, que más que representante de la sociedad Zoé representó el trabajo oficioso de crítica y denuncia permanentes en contra de Manuel Velasco Coello por encargo de su padrino Juan Sabines.
Sobre las espaldas del vástago Robledo pesa la carga de ser uno de los impulsores de las políticas impulsadas por Enrique Peña Nieto, entre ellas la reforma energética y educativa, de los llamados gasolinazos y en el peor caso, de aprobar reformas para reducir el presupuesto de cinco mil millones de pesos a Chiapas.
Es momento de ubicar a Robledo Aburto e informarle que estamos en el 2019 y que para el 2024 la carrera es larga y tendida, más aún, deberían hacerle entender que haciendo alianzas con los Sabines y demás padrinos de esa generación derrotada, menudo favor le hace al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador. No es por ahí señor sub secretario, las campañas anticipadas, en todo caso, empiezan en el 2023.