El caso de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero ha adquirido un enfoque distinto, gracias a la revelación de nuevas evidencias que obtuvieron autoridades de Estados Unidos.
Se trata de una serie de conversaciones entre líderes de un grupo de la delincuencia organizada del estado de Guerrero, quienes operaban la organización desde Chicago.
Las conversaciones fueron obtenidas tras la intercepción de los teléfonos celulares de esas personas, por una causa criminal abierta en Estados Unidos entre 2013 y 2014.
En esas interacciones quedaron plasmadas órdenes, movimientos y quedó de manifiesto una confusión respecto a las acciones que deberían emprender.
Dentro de la información obtenida de estas pláticas se denota que no fueron sólo 43 los desaparecidos, sino que son 60.
La confusión giró en torno a la identidad de los estudiantes normalistas, quienes fueron relacionados por los operadores delictivos de Guerrero con miembros de grupos rivales que buscaban pelearles la plaza.
Por este motivo, activistas y especialistas que integran el extinto cuerpo interdisciplinario de investigación piden que se amplíen las investigaciones y se interrogue a los delincuentes que aparecen en las conversaciones, los cuales se encuentran detenidos en Estados Unidos.